Fuente: APAZA QUISPE, Hugo. Temas históricos de Juliaca. Compendio histórico cultural. Juliaca: Edición del autor, 2001, pp. 171-175.
8.7 OTRAS ESCENAS PATÉTICAS
Entre los civiles heridos del día 4 se pueden mencionar a los siguientes: Lorenzo Quispe (28), Salomón Romero Vásquez (54), Armando Morales P. (31), Mariano (Mariano Pandia) (40), Antonio Apaza (32), Germán Sánchez (15), Juan Aquilino Zapana (19), Germán Umpiri Umpiri (19), Ricardo Venturo (36), Eduardo Morales, Antonio Panca, Agustín Cayata, Valeriano Jara, Rogelio Coronel, Marcelino Pacori, Leonardo Choque, José Ventura, Francisco Zapana, Ernesto Encalada, Leonidas Choy, Miguel Quispe, Jesús Huaracha, Adolfo Aragón, Alejandro Chambilla, Alejandro Pinto, Manuel Pacori, Antonio Canazas, Ramón Rodríguez, marcial Quispe, Melquíades Chávez, Arturo Rocha, etc.
Militar y policías heridos: Tnte EP. José Yale Morales, Alférez GC Manuel matos, Sgto. Sgdo. GC Pablo Flores, Cabo GC Alcides López Ames, GC Eduardo Samané (21), GC Héctor Castro Cáceres, Víctor Campos, Hugo Delgado, etc.
El día 6 se informaba que hasta ese entonces habían “más de 20 desaparecidos, entre los que se mencionaban a: Raúl Madani Díaz (20), Helonio (Melanio?) Paredes Chura (20), Mario Madani, Oswaldo Sanca, Adrián Madariaga, Adrián Villnueva, Antonio Quispe, Gilberto Laura, Agustín Abarca, Antonio Carrasco, Mario Choque, Cipriano Quispe, Octavio Alarico, pablo Fuentes, Mariano Yucra, Agustín Torres, Anastasio Yanque, Paulino Alejo, Eulogio Apaza, y un joven apellidado Tejada (arequipeño), estudiante de la Escuela Normal”.
La Cruz Roja y Compañía de Bomberos de Juliaca, así como los médicos y enfermeras de los centros de salud, tuvieron ardua labor, pues fueron ellos los que recogieron a los caídos y heridos en aquella lúgubre jornada.
En horas de la noche del fatídico 4 de noviembre de 1965, el Hospital, la Unidad de Salud y la Clínica Americana, se vieron en serios aprietos, pues escasearon las medicinas para atender a los más de 60 heridos que gemían de dolor, incluso muchos de ellos se encontraban al borde de la muerte.
Debido a la gravedad de los lesionados, el Dr. Luis Alberto Ponce, Jefe de la Unidad de Salud de Juliaca, envió un dramático llamado de emergencia al Ministerio de Salud Pública, solicitando con urgencia el envió de antibióticos, plasma y sangre para la intervenciones quirúrgicas, en incluso invocó el envío de un avión para evacuar seis heridos cuyo estado era de extrema gravedad.
b) Los fallecidos
Hasta muy entrado la noche del 4 de noviembre, no se sabía con exactitud el número de muertos, heridos y detenidos. En el marco de la especulación se hablaba de un saldo doloroso de 40 muertos, cientos de heridos y decenas de detenidos. Asimismo, se especulaba que fueron enterrados “veintiocho víctimas detrás del Cuartel de Juliaca” y que otros cadáveres habían sido fondeados en el Lago Titicaca.
En realidad, debido a la gravedad de los heridos, sucumbieron ante la muerte los siguientes mártires:
SANTIAGO MAMANI LÓPEZ: Cuando fue herido mortalmente en el edificio Cáceres, tenía 18 años y era un estudiante del Instituto Nacional Comercio Nº 32. Falleció a las 10.30 de la mañana del 5 de noviembre en el Hospital de Juliaca, como consecuencia de un mortal balazo en el abdomen.
EULOGIO PATRICIO QUISPE QUISPE: Fue un obrero de Construcción Civil. Cuando se inmoló tenía 29 años y era padre de 5 hijos. Murió a consecuencia de un disparo de metralleta que le impactó en la región infraumbilical.
GERMÁN HUMPIRI HUMPIRI: Este joven obrero fue herido en el cuello en las inmediaciones de las líneas del ferrocarril.
MARIANO PANDIA ARCE: Fue otro mártir que luego de una dolorosa agonía tuvo que expirar por Juliaca.
c) Una lúgubre boda
Un hecho que conmocionó a la opinión pública fue el protagonizado por un herido que se encontraba al borde de la muerte, y que como último deseo pidió que se celebre su matrimonio.
Lorenzo Quispe Condori, de 28 años de edad, fue herido mortalmente de tres balazos (uno de ellos le perforó el abdomen). En circunstancias en que se encontraba postrado en una cama del Hospital de Juliaca, ya moribundo contrajo nupcias el día 5 de noviembre “in artículo mortis” con su conviviente, Sabina Ticona de 26 años con quien tenía 3 hijos menores de edad.
Esta boda fue celebrado por el Capellán del Hospital R.P. Alfredo Vela y como padrino se ofreció el Dr. Luis Alberto Ponce.
Agonizante el mártir tomó las manos de la mujer con quien había convivido 9 años.
- “Lorenzo Quispe Condori,... ¿aceptas por esposa a Sabina Ticona?”, preguntó el Capellán.
El moribundo contestó afirmativamente con la cabeza; “hubo el destello de una sonrisa en su rostro grisáceo”, dio la impresión de que había expirado; sin embargo, el día 6 fue evacuado a Lima.
Es la boda más triste que registra la historia calcetera.
d) Surge una bandera
El día 5 las casa, especialmente, “en los barrios Cerro Colorado, Pueblo Nuevo, Villa Hermosa y Rinconada”, amanecieron con las banderas peruanas izadas a media asta y con crespones negros; estas actitudes fueron nuevos signos de protesta que preocuparon a las autoridades de entonces.
Sin embargo, un grupo de auténticos juliaqueños, crearon un interesante método de rebeldía pacífica, pues “algunos vecinos juliaqueños han colocado en las astas de sus domicilios respectivos, una bandera con los colores negro, blanco y negro, reemplazando de esta manera el bicolor nacional” (IV); y lo que es más, el día 6 “Una bandera negra, blanca y negra había sido clavada en la cumbre del cerro Huaynarroque” (); este gesto peculiar de protesta y lucha pacífica viene a ser le primigenio antecedente popular de creación de la bandera juliaqueña.
Asimismo, aquel día muchas mujeres (entre señoras y señoritas) empezaron a circular por las calles con traje negro, en señal de protesta y luto; así se mantendrían estas valientes mujeres hasta que fue puesto en libertad el burgomaestre calcetero. Los jóvenes que llegaron a salir a las calles lo hicieron con bandas negras alrededor del brazo derecho.
e) Romerías y marchas de dolor y silencio
Luego de los funerales de los mártires del 4 de noviembre, debido a la total suspensión de garantías constitucionales y al toque de queda decretado, la población juliaqueña, arriesgando su integridad física y desafiando la decisión gubernamental, realizaron otras singulares formas de protesta, pues las mujeres del pueblo se vistieron de luto y en conjunto circularon por las calles calladamente; una silenciosa marcha de dolor efectuaron el día 7 de noviembre de 1965, todas estaban vestidas de luto, portaban una bandera nacional con crespón negro. Un diario cusqueño, el día lunes 8 de noviembre, al respecto informaba:
“En la mañana de ayer, alrededor de mil 500 mujeres realizaron una marcha de silencio después de haber asistido a la misa de exequias realizada en la iglesia de Juliaca en sufragio de las víctimas del jueves pasado”.
Sin embargo, las ansias de gritar afloraban, pero la presencia muy cercana de la policía y el ejército, impedía cualquier intento de manifestación; y luego de recorrer carias calles y cuadras en forma pacífica, antes de llegar a la Plaza Bolognesi la policía los detuvo; parlamentaron con las damas, y luego de un breve diálogo las mujeres de Juliaca decidieron retornar a la plaza Santa Catalina y allí a marcha de silencio tuvo que disolverse pacíficamente.
Esta misma actitud se repitió el día 11, fecha en que la población herida, recordaba el octavo día del fallecimiento de las primeras víctimas. Aquel día, miles de pobladores, especialmente las valerosas mujeres calceteras, “vestidas de riguroso luto” se concentraron en la Plaza Central, y eso de las “8 de la mañana se celebró una misa en la iglesia de Santa Catalina por el alma de las victimas... El recinto de la iglesia fue estrecha para dar albergue a los miles de fieles que asistieron”...
Luego de la misa, “En compacto grupo desfilaron por las calles y una vez en el camposanto, depositaron ofrendas florales en las tumbas de Eulogio Patricio Quispe y de Santiago Madani López”. “En la manifestación de duelo, las mujeres se desataron en llanto y una de ellas -Regina Hani de Urviola, propietaria de radio Juliaca- sufrió un desmayo, teniendo que ser llevado al Hospital en un camión”. “La romería estuvo encabezado por los familiares de las víctimas”... “Realizada la romería, se efectuó una nueva marcha de silencio. En ciertos momentos se dejaba escuchar gritos pidiendo justicia y libertad del Alcalde Luis Cáceres Velásquez. Los manifestantes no ingresaron a la Plaza Bolognesi, donde se hallaba la policía, a fin de no tener ningún encuentro con ésta”.
El día 7 de diciembre se llevó otra emotiva marcha de silencio en homenaje a los caídos y una romería a sus tumbas.
8.7 OTRAS ESCENAS PATÉTICAS
Entre los civiles heridos del día 4 se pueden mencionar a los siguientes: Lorenzo Quispe (28), Salomón Romero Vásquez (54), Armando Morales P. (31), Mariano (Mariano Pandia) (40), Antonio Apaza (32), Germán Sánchez (15), Juan Aquilino Zapana (19), Germán Umpiri Umpiri (19), Ricardo Venturo (36), Eduardo Morales, Antonio Panca, Agustín Cayata, Valeriano Jara, Rogelio Coronel, Marcelino Pacori, Leonardo Choque, José Ventura, Francisco Zapana, Ernesto Encalada, Leonidas Choy, Miguel Quispe, Jesús Huaracha, Adolfo Aragón, Alejandro Chambilla, Alejandro Pinto, Manuel Pacori, Antonio Canazas, Ramón Rodríguez, marcial Quispe, Melquíades Chávez, Arturo Rocha, etc.
Militar y policías heridos: Tnte EP. José Yale Morales, Alférez GC Manuel matos, Sgto. Sgdo. GC Pablo Flores, Cabo GC Alcides López Ames, GC Eduardo Samané (21), GC Héctor Castro Cáceres, Víctor Campos, Hugo Delgado, etc.
El día 6 se informaba que hasta ese entonces habían “más de 20 desaparecidos, entre los que se mencionaban a: Raúl Madani Díaz (20), Helonio (Melanio?) Paredes Chura (20), Mario Madani, Oswaldo Sanca, Adrián Madariaga, Adrián Villnueva, Antonio Quispe, Gilberto Laura, Agustín Abarca, Antonio Carrasco, Mario Choque, Cipriano Quispe, Octavio Alarico, pablo Fuentes, Mariano Yucra, Agustín Torres, Anastasio Yanque, Paulino Alejo, Eulogio Apaza, y un joven apellidado Tejada (arequipeño), estudiante de la Escuela Normal”.
La Cruz Roja y Compañía de Bomberos de Juliaca, así como los médicos y enfermeras de los centros de salud, tuvieron ardua labor, pues fueron ellos los que recogieron a los caídos y heridos en aquella lúgubre jornada.
En horas de la noche del fatídico 4 de noviembre de 1965, el Hospital, la Unidad de Salud y la Clínica Americana, se vieron en serios aprietos, pues escasearon las medicinas para atender a los más de 60 heridos que gemían de dolor, incluso muchos de ellos se encontraban al borde de la muerte.
Debido a la gravedad de los lesionados, el Dr. Luis Alberto Ponce, Jefe de la Unidad de Salud de Juliaca, envió un dramático llamado de emergencia al Ministerio de Salud Pública, solicitando con urgencia el envió de antibióticos, plasma y sangre para la intervenciones quirúrgicas, en incluso invocó el envío de un avión para evacuar seis heridos cuyo estado era de extrema gravedad.
b) Los fallecidos
Hasta muy entrado la noche del 4 de noviembre, no se sabía con exactitud el número de muertos, heridos y detenidos. En el marco de la especulación se hablaba de un saldo doloroso de 40 muertos, cientos de heridos y decenas de detenidos. Asimismo, se especulaba que fueron enterrados “veintiocho víctimas detrás del Cuartel de Juliaca” y que otros cadáveres habían sido fondeados en el Lago Titicaca.
En realidad, debido a la gravedad de los heridos, sucumbieron ante la muerte los siguientes mártires:
SANTIAGO MAMANI LÓPEZ: Cuando fue herido mortalmente en el edificio Cáceres, tenía 18 años y era un estudiante del Instituto Nacional Comercio Nº 32. Falleció a las 10.30 de la mañana del 5 de noviembre en el Hospital de Juliaca, como consecuencia de un mortal balazo en el abdomen.
EULOGIO PATRICIO QUISPE QUISPE: Fue un obrero de Construcción Civil. Cuando se inmoló tenía 29 años y era padre de 5 hijos. Murió a consecuencia de un disparo de metralleta que le impactó en la región infraumbilical.
GERMÁN HUMPIRI HUMPIRI: Este joven obrero fue herido en el cuello en las inmediaciones de las líneas del ferrocarril.
MARIANO PANDIA ARCE: Fue otro mártir que luego de una dolorosa agonía tuvo que expirar por Juliaca.
c) Una lúgubre boda
Un hecho que conmocionó a la opinión pública fue el protagonizado por un herido que se encontraba al borde de la muerte, y que como último deseo pidió que se celebre su matrimonio.
Lorenzo Quispe Condori, de 28 años de edad, fue herido mortalmente de tres balazos (uno de ellos le perforó el abdomen). En circunstancias en que se encontraba postrado en una cama del Hospital de Juliaca, ya moribundo contrajo nupcias el día 5 de noviembre “in artículo mortis” con su conviviente, Sabina Ticona de 26 años con quien tenía 3 hijos menores de edad.
Esta boda fue celebrado por el Capellán del Hospital R.P. Alfredo Vela y como padrino se ofreció el Dr. Luis Alberto Ponce.
Agonizante el mártir tomó las manos de la mujer con quien había convivido 9 años.
- “Lorenzo Quispe Condori,... ¿aceptas por esposa a Sabina Ticona?”, preguntó el Capellán.
El moribundo contestó afirmativamente con la cabeza; “hubo el destello de una sonrisa en su rostro grisáceo”, dio la impresión de que había expirado; sin embargo, el día 6 fue evacuado a Lima.
Es la boda más triste que registra la historia calcetera.
d) Surge una bandera
El día 5 las casa, especialmente, “en los barrios Cerro Colorado, Pueblo Nuevo, Villa Hermosa y Rinconada”, amanecieron con las banderas peruanas izadas a media asta y con crespones negros; estas actitudes fueron nuevos signos de protesta que preocuparon a las autoridades de entonces.
Sin embargo, un grupo de auténticos juliaqueños, crearon un interesante método de rebeldía pacífica, pues “algunos vecinos juliaqueños han colocado en las astas de sus domicilios respectivos, una bandera con los colores negro, blanco y negro, reemplazando de esta manera el bicolor nacional” (IV); y lo que es más, el día 6 “Una bandera negra, blanca y negra había sido clavada en la cumbre del cerro Huaynarroque” (); este gesto peculiar de protesta y lucha pacífica viene a ser le primigenio antecedente popular de creación de la bandera juliaqueña.
Asimismo, aquel día muchas mujeres (entre señoras y señoritas) empezaron a circular por las calles con traje negro, en señal de protesta y luto; así se mantendrían estas valientes mujeres hasta que fue puesto en libertad el burgomaestre calcetero. Los jóvenes que llegaron a salir a las calles lo hicieron con bandas negras alrededor del brazo derecho.
e) Romerías y marchas de dolor y silencio
Luego de los funerales de los mártires del 4 de noviembre, debido a la total suspensión de garantías constitucionales y al toque de queda decretado, la población juliaqueña, arriesgando su integridad física y desafiando la decisión gubernamental, realizaron otras singulares formas de protesta, pues las mujeres del pueblo se vistieron de luto y en conjunto circularon por las calles calladamente; una silenciosa marcha de dolor efectuaron el día 7 de noviembre de 1965, todas estaban vestidas de luto, portaban una bandera nacional con crespón negro. Un diario cusqueño, el día lunes 8 de noviembre, al respecto informaba:
“En la mañana de ayer, alrededor de mil 500 mujeres realizaron una marcha de silencio después de haber asistido a la misa de exequias realizada en la iglesia de Juliaca en sufragio de las víctimas del jueves pasado”.
Sin embargo, las ansias de gritar afloraban, pero la presencia muy cercana de la policía y el ejército, impedía cualquier intento de manifestación; y luego de recorrer carias calles y cuadras en forma pacífica, antes de llegar a la Plaza Bolognesi la policía los detuvo; parlamentaron con las damas, y luego de un breve diálogo las mujeres de Juliaca decidieron retornar a la plaza Santa Catalina y allí a marcha de silencio tuvo que disolverse pacíficamente.
Esta misma actitud se repitió el día 11, fecha en que la población herida, recordaba el octavo día del fallecimiento de las primeras víctimas. Aquel día, miles de pobladores, especialmente las valerosas mujeres calceteras, “vestidas de riguroso luto” se concentraron en la Plaza Central, y eso de las “8 de la mañana se celebró una misa en la iglesia de Santa Catalina por el alma de las victimas... El recinto de la iglesia fue estrecha para dar albergue a los miles de fieles que asistieron”...
Luego de la misa, “En compacto grupo desfilaron por las calles y una vez en el camposanto, depositaron ofrendas florales en las tumbas de Eulogio Patricio Quispe y de Santiago Madani López”. “En la manifestación de duelo, las mujeres se desataron en llanto y una de ellas -Regina Hani de Urviola, propietaria de radio Juliaca- sufrió un desmayo, teniendo que ser llevado al Hospital en un camión”. “La romería estuvo encabezado por los familiares de las víctimas”... “Realizada la romería, se efectuó una nueva marcha de silencio. En ciertos momentos se dejaba escuchar gritos pidiendo justicia y libertad del Alcalde Luis Cáceres Velásquez. Los manifestantes no ingresaron a la Plaza Bolognesi, donde se hallaba la policía, a fin de no tener ningún encuentro con ésta”.
El día 7 de diciembre se llevó otra emotiva marcha de silencio en homenaje a los caídos y una romería a sus tumbas.
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