Fuente: APAZA QUISPE, Hugo. Temas históricos de Juliaca. Compendio histórico cultural. Juliaca: Edición del autor, 2001, pp. 158-161.
8.4 AMENAZAS, ACUSACIONES, MITINES Y SESIONES DETERMINANTES
Esta situación de adrede postergación, obligó a tener que levantar la voz de protesta, y es así que el Sr. Víctor Arfinengo, en enero de 1963, a través del Radioperiódico “La Voz de Juliaca”, instó a la población para que inicie una huelga general:
“Es público i notorio que la ciudadanía de Juliaca está cansada i abochornada por el desprecio i la indiferencia de los funcionarios públicos en dar solución a los problemas vitales”.
Este vecino con justificada razón se preguntaba: ¿Debemos segur en pusilánime espera mendigando favores? ¿Enviar comisiones a Lima para que regresen repletos de promesas? ¡¡Ese es el camino errado…!! ¡¡Unamos nuestras fuerzas i en una sola i clamorosa voz exijamos con valentía… como un solo hombre iniciemos una huelga general de protesta!! Este el camino patriótico para conseguir resultados efectivos y rápidos. Debido a que 1963 fue un año electoral, n pudo concretizarse aquel llamado.
Las discordias ya encendidas y ante la permanente marginación, los amantes de esta tierra calcetera, se vieron obligados a tramar una serie de amenazas, a fin de que sus requerimientos sean atendidos.
La amenaza que causó gran impacto fue el anuncio de dividir el Departamento de Puno. En efecto, en el Diario Noticias de Puno, el día 11 de mayo de 1964, se publicó las declaraciones de doña Natividad Soto Ruelas (más conocida como Naty Soto), juliaqueña residente en Arequipa, difundiendo la idea de creación de un nuevo departamento cuya capital sería Juliaca.
Esta noticia causó suma inquietud en la Ciudad Lacustre, en donde se calificó la propuesta como una afrenta a la integridad departamental. Quien encabezó la campaña del supuesto desagravio a Puno, fue su Alcalde Remigio Cabala, quien envió un telegrama al Municipio de San Román pidiéndole que se pronunciara en cabildo abierto sobre este intento de fraccionamiento, a lo cual el Municipio sanromino no le dio la importancia que se le pretendía dar al asunto. Debido a que en Juliaca no se realizó la consulta en Cabildo Abierto, en Puno se hizo creer de que la idea divisionista estaba siendo avalada por las autoridades ediles de Juliaca; e incluso se realizó un mitin en la ciudad de Puno, en donde se acusó a las autoridades municipales y parlamentarios juliaqueños de divisionistas; allí se pronunciaron por la defensa de la integridad del departamento y declararon como DÍA DE LA UNIDAD E INTEGRIDAD DEL DEPARTAMENTO EL 23 DE MAYO DE TODOS LOS AÑOS.
Ante la belicosa actitud de Puno, el Concejo, los barrios y demás entidades representativas de Juliaca, se pronunciaron en defensa de sus legítimos intereses y condenaron a quienes aprovechándose de una opinión libre dada en Arequipa, querían convertirse a defensores de la unidad departamental; incluso se anunció un mitin de respuesta y rechazo a las acusaciones puneñistas para el día 26 de mayo, la misma que no llegó a concretizarse por haberse decretado Duelo Nacional por 7 días, debido a la tragedia acaecida en el Estadio Nacional (Lima) el 25 de mayo de 1964.
El Concejo calcetero, a fines de junio de 1964 envió una Comisión de Concejales a Puno, y en el local de la Prefectura se entrevistaron con su Alcalde y el Prefecto Departamental don Gustavo Salcedo Sánchez. Para mejor ilustración de esta parte del episodio, lecturemos el manifiesto que emitió el Alcalde de San Román el 1º de julio de 1964, que en su parte pertinente dice:
“Los concejales en su mayoría nos constituimos ayer en Puno y logramos en la Prefectura entrevistarnos solamente con el Prefecto y el Alcalde de esa ciudad. Nuestro planteamiento fue tajante y definitivo, perseguíamos la unidad de todos los codepartamentos y no permitíamos la división. Que nos extrañabamos del egoísmo de unos cuantos dirigente puneños encabezados por un Alcalde que pretendía cercenar a Juliaca de una de sus máximas conquistas como era el establecimiento de la Central Mayor de Cooperación Popular, de la que el grupo puneño quiere que no se instale en esta ciudad sinó en Puno. Referente a la Filial de la Universidad, que tampoco permitiríamos que se ofendiera o se pretendiera alguna acción en contra de este importante Centro de Estudios Superiores, ya que en aras de la unidad, invocamos el espíritu de comprensión de las autoridades puneñas para que dejando a un lado egoísmos mezquinos, con ejemplar civismo, permitieran el progreso de esta provincia. El Alcalde de Puno, Remigio Cabala, aceptó que en reunión de Cabildo Abierto del sábado no se ofendería a provincias, ni a instituciones, ni se atacará a la Filial de la Universidad. En cuanto a Cooperación Popular, mostró claramente el egoísmo propio de mentalidad escasa y falto de amplitud de espíritu, su recalcitrante posición de que se instalaran las oficinas en Puno y no en Juliaca; hizo esta declaración pese a la amenaza de que si Puno persiste en pedir el traslado de Cooperación Popular, vendría el rompimiento entre ambas provincias y dándose lugar quizás a la iniciativa oficial separatista, justificado por la negativa y el absurdo egoísmo, repito y repetiré siempre de quienes están labrando la desgracia de la Ciudad del Lago, que además de estar encerrada geográficamente por una cadena de montañas, de encuentra dentro de un círculo de gentes conservadoras (...) que no permiten que surjan nuevas generaciones de hombres de lucha y que egoístamente matan a quien es más que ellos, porque quiere ser siempre los caciques del movimiento de desarrollo a que están llamadas las ciudades”.
De esta manera se creó un clima tenso entre ambos pueblos hermanos. La petulancia puneña les hacía decir que Juliaca era un simple “chupeqato y embarcadero de ganado”, a lo cual el ingenio calcetero supo responder diciendo “Mientras Puno danza, Juliaca avanza”.
El 3 de diciembre del mismo año, ocurrió otro episodio que atizó discordias. Aquel día, con motivo de la discusión del pliego de Educación en el Presupuesto General de la República, el diputado por Puno, Dn Fernando Manrique, se opuso tenazmente para que la Filial de la UNSA tenga una partida económica para su funcionamiento y calificó de “puñalada artera” la actitud de Arequipa al hacer funcionar una filial en Juliaca.
En enero de 1965, la Corpuno acusó al Municipio de San Román de malversación de fondos, pues el préstamo para adoquinar las calles, terminación de la remodelación de la Plaza de Armas y expropiar inmuebles para construir un Centro Cívico, los había utilizado para comprar 60 hectáreas de la Hacienda Taparachi para el Parque Industrial.
La situación de encono alcanzó sus más altos relieves a fines de octubre y los primeros días de noviembre de 1965, siendo su clímax el memorables 4 de noviembre de aquel año. En aquellas fechas ambas ciudades celebraban sus efemérides:
- El 24 de octubre, Juliaca conmemoraba su 39º aniversario de haberse inaugurado como capital de provincia; y
- El 4 de noviembre, Puno recordaba su 297º aniversario de haberse eregido como capital de provincia y que desde entonces habíase iniciado su desarrollo como ciudad.
En la noche del 24 de octubre de 1965, en el salo Municipal de San Román, en sesión solemne por aniversario, en donde se encontraba como invitado especial, el Alcalde de Arequipa Ulrico Neisser, se hizo una evaluación acerca de la situación de Juliaca y se confesó que en esa echa jubilar no se pudo entregar al pueblo obras por indiferencia gubernamental, “ni la Corpuno ha inaugurado obra alguna” se denunció; por ello el Alcalde sanromino, habría tomado una drástica medida que volvió a causar gran preocupación en Puno, pues se dice que ratificó la temible amenaza de que San Román y otras provincias se separarían de Puno.
A su turno, llevado tal vez por la emoción, o por el halago, el Alcalde arequipeño afirmó que “Arequipa los recibiría con los brazos abiertos” y como testimonio de su afecto, en ese mismo momento entregó al Alcalde juliaqueño un pequeño trozo rectangular de sillar mistiano; este gesto fue unánimemente aplaudido por la concurrencia.
De aquella reunión se originaron dos versiones que nuevamente atribularon a las autoridades de Puno:
1º Que San Román se anexaría a Arequipa; y
2º Que San Román se separaría del departamento de Puno para conformar otro con las provincias del norte y esta se llamaría “Collao”.
Ambas posibilidades no eran infundadas, pues había razones de orden político, geográfico e histórico que apoyaban estas versiones.
Si bien es cierto que la anexión a Arequipa era difícil, la otra tesis sí podría efectuarse, pues si observamos el mapa político del Departamento de Puno, el espacio geográfico que ocupa la provincia de San Román, está en un ubicación que sí hace preocupar a la integridad departamental; y, lo que es más, su población históricamente ha demostrado tener un espíritu independentista y que la mayoría de sus pretensiones se han coronado con éxito.
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