martes, 3 de febrero de 2009

LA KASHWA DE SAN SEBASTIÁN

por René Calsín Anco
Fuente: CALSIN ANCO, René. Bodas de Diamante de la provincia de San Román. Juliaca: Municipalidad provincial de San Román, 2001, pp.137-142

Entre todas las danzas que se han practicado y se practican en Juliaca, una de las más discutidas y discutibles es, sin duda, la Kashwa de San Sebastián, por ser la más representativa y tradicional. Con esta manifestación artística, conocida por otros como Carnaval de Juliaca o Danza de los Tokoros, se inician las actividades dancísticas en la Ciudad de los Vientos, el 20 de enero, cuando años tras año evocan la KASHWA DE SAN SEBASTIÁN, la Agrupación de Machuaychas de Tokoros y Pinquillos y la Asociación Folklórica de Tokoros y Pinquillos los Chiñipilcos.

¿Qué es la Kashwa?.

(…) En nuestro criterio, la Kashwa es una danza de esencia guerrera y de origen kolla. En sus inicios la ejecutaron varones y mujeres con denuedo y regocijo, a los sones de tokoros, pinquillos, tambores y pututos. Los danzarines con pasos rítmicos, gimnásticos y vigorosos se agrupaban en hileras y, fundamentalmente, en rondas y agarrados de las manos, para cantar y vitorear sus hazañas con hurras de triunfo. Uno de los estribillos triunfales que aún pervive, es el conocido ¡Wipha! Con el correr de los años, esta danza kolla, cuya cuna es Juliaca, ha variado en coreografía, música y vestuario. En la Kashwa, la danza, la música y el canto forman una unidad.
(…)

Evolución de la danza

Los kollas de Juliaca practicaban periódicamente la Kashwa como una de sus expresiones de triunfo. Durante el dominio quechua se insertó el ingrediente agrario y se bailó en el segundo mes del calendario inka, a decir del padre Velasco en el mes del “Uchuy pucuy o colla pucuy (enero) equivale a ‘pequeña madurez’ en que aparecen los primeros vástago o cogollos”65. En la colonia, las diversas fiestas prehispánicas fueron acomodadas al calendario gregoriano, de modo que desde esos años se baila el 20 de enero y se la ha bautizado como Kashwa de San Sebastián. En la república, continuó su ejecución como preámbulo de los carnavales.

En el siglo pasado, al interior de la agrupación juliaqueña que evocaba años tras año la Kashwa, en las inmediaciones del cerro Waynarroque, se fue consolidando la formación de dos grupos, los mismos se tornaban, cada vez más antagónicos, hasta que se produjo un fraccionamiento, en la década del cuarenta. De esa manera, en la cuna del Kashwa, surgieron los machu aychas y los chiñ ipilcos. Desde entonces los machu aychas rememoran la Kashwa en el cerro Waynarroque y los chiñi pilcos en el Jatun Rumi (hoy Convento de los Padre Franciscanos) y, después en el cerro Santa Cruz. En los primeros años que actuaron estos dos grupos de manera independiente, se incrementaron sus desavenencias, llegando en muchas ocasiones a una rivalidad enconada, con saldo de numerosos heridos hasta muertos.

El último periodo de la Kashwa de San Sebastián, se caracteriza por la concordia y la institucionalización, tanto de machu aychas como de los chiñi pilcos.

Vestuario y coreografía

En una Crónica periodística muy ilustrativa, escrita por Manuel Núñez Butrón antes de la aparición de los machu aychas y los chiñi pilcos, en 1937, se dan referencias sobre el vestuario, la música, las canciones, la coreografía y el desarrollo de la fiesta, etc. Por su importancia reproducimos algunos fragmentos: “20 de enero, Fiesta de San Sebastián y San Fabián, ha continuado hasta la fecha para dar comienzo al carnaval y para suplicar a Janajpacha proporcione una buena cosecha en el año que comienza…la pollera amarilla siempre ha dominado en la mayoría de ellas y esto se adapta a la gran cantidad de flores amarilla en nuestros cerros y pampas… la comparsa de músicos, eran los que amenizaban la gran Kaswa, que comenzó a las 10 a.m., para terminar a las 4 p.m., sobre la cumbre del cerro legendario y sobre la explanada de Kaswuaspata… los hombres con el traje de distinción juliaqueña: sombrerito blanco y con barboquejo; traje negro de pantalón recto y botapié, y con chalequito con color nieve…En una de las tonadas oímos que ellas decían Isidorita aisaririhuay y ellos contestaban Huifa Rosasachay…Como el Huayna Roque domina toda la región, pudimos notar que lo mismo hacían en Escure, Esken, Jaran, Rancho y Chilla…todos tomaron sus pinquillos. Las mujeres se quedaron estáticas y era el momento preciso de pasar de la Kaswa al Carnaval. Vino la danza de los toqoros, pinquillos, tambor y bombo. Los hombres formaron dos hileras y las mujeres una sola, se colocaron en el centro. Empieza el baile de oriente a poniente y de sur a norte. Se entrelazan las mujeres y los hombres. Hacen un mar de recovecos y llega un momento que cantan… Paran de bailar, cambian de música, y sigue la mar de figuras… La música guerrera estaba demostrado en la fortaleza del baile en la mujer, quien al dar las vueltas hacían girar sus pollera a manera de una sombrilla”66.

El vestuario elemental, está constituido por: pollera, tres o cuatro enaguas, blusa, pullo, rebozo, sombrero y huichi huichi, para la mujer; y por: sombrero, camisa, chalina y pantalón, para el varón. La distinción de las dos comparsas es por el color de sombreros, chalinas y camisas en los varones.

Sobre la coreografía, la Prof. Esperanza Nájar advierte “cinco figuras de características diferentes con variaciones de melodía” y estas son: la formación del caracol, “isi”, el “kenko”, el “simpanakuy” y el “puito”67.

Concluimos resaltando el papel cumplido en los últimos decenios, por las siguientes entidades: Mensajeros del Altiplano (Cusco, 1964) Centro Cultural Andino (Ilo, 1995), Colegio Franciscano San Román y Colegio Nacional Las Mercedes.

65 VALCARCEL, Luis E. Ob cit.
66 Runa Soncco, Nº 6, 1937.
67 NAJAR DE ALEMÁN, Esperanza. Ensayo monográfico de la provincia de San Román.

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