A una semana de terminar con nuestra fiesta de carnavales me ha quedado una sensación de vacío. Según se dice es una de las más prolongadas o la más prolongada. Personalmente, me pareció uno de los más insufribles, aburridos y olvidables.
No creo ser el único que apreció que en estos carnavales algunos grupos de danzas se dedicaron a gastar dinero en exceso, junto a la entrega del vicio de la región Puno: emborracharse con la cerveza (los grupos de Morenada, sobre todo, han sido campeones en esto), y la absoluta apatía en los movimientos mostrada por los bailarines de varios grupos (más los de caporales).
En la nota anterior reseñe una anécdota acaecida en el concurso Tokoro de Oro y esa tal vez sea la única actividad donde Juliaca disfrutó de sus carnavales. Para mi gusto es el único concurso que debe mantenerse.
No debe olvidarse que la única fiesta que tiene marca juliaqueña se realiza el 20 de enero. Lástima que a los nuevos juliaqueños les interese más imponer sus nuevas adquisiciones culturales. Eso es lo que me molesta de ese asentamiento de la población migrante. Por eso no lo sentí en el corazón ni me causó la gran alegría que trae los carnavales.
lunes, 18 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario